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martes, 11 de marzo de 2014

11-M

Cruza Madrid un heraldo de hierro,
cruzan las calles enjambres de muertos,
enmaraña la vida y entreteje la mañana Belcebú,
dejando dentelladas salvajes con formas de obús.

El dolor se mastica en un cielo ciudadano,
la sangre emborracha las aceras consternadas por el daño,
se piensa que ya ha hecho acto de presencia Satanás
y que todo lo sucedido es una pesadilla, nada más.

La realidad es cruda, se sirve fría, con dos hielos,
porque es hija de la venganza y pariente de un anhelo.
Todo es caos y muerte en la mañana del 11-M,
se siembran los campos con el odio que otros nos tienen.

Se nos juzga sin pedirlo y se nos ejecuta,
no tenemos ni defensa, ni fiscal, ni nueva ruta,
se atraca de tal forma la vida
que todos nos quedamos sin guaridas.

Se rompe con saña y alevosía el guión vital
y sólo nos queda no mirar hacia atrás.
 Pero todo no está dicho, así no se puede actuar,
no se puede ser tan cobarde a la hora de la verdad.

Se ha difamado y lapidado Madrid,
se lucha en las trincheras como el valiente Cid,
sin encontrar respuesta a la mañana aciaga
que ha clavado en España una inmensa daga.

Tengo imágenes bordadas con alambres en mi alma,
recuerdo carroñeros voraces tragar vidas con calma,
las vidas de todos los seres honestos de la mañana,
de los querubines que se fueron
sin saber que estaban en la diana.

Dardos que hablan árabe se clavaron en sus pechos,
los dardos de un grupo tramposo
que desafió a un estado de derecho.

Tribus prehistóricas que matan para comer las ilusiones
de gentes que viajaban, un día, en humildes vagones.
Equipos de asesinos, que trafican con el dolor ajeno
y lo venden al mundo que de muertes ya está lleno.

Yo denuncio a esos cobardes disfrazados con metralla
que piensan que son libres empuñando armas de batalla,
que opinan que las muertes son justas protectoras
de su cultura y su raza legendaria y embaucadora.

Yo denuncio las organizaciones que viven del llanto,
que piensan que tienen cheques en blanco
para pactar con el diablo las almas que quitan cada día
sin pensar, ni un momento, que ellos también tienen familia.

Yo detesto los gobiernos que no se ponen de acuerdo,
que trafican con armas, con niños, con muertos,
que dedican sus días a labores rutinarias
y sortean vidas humanas como si no pasara nada.

Fernando Mañogil Martínez (Poema perteneciente al poemario "Del yo al nosotros")

2 comentarios:

  1. Gracias por tus palabras Javier. He consultado tu blog y me ha gustado mucho tu reflexión sobre el 11-M. Saludos.

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