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viernes, 12 de agosto de 2011

LUNA IGNOTA

La tempestad acabó en calma ilusoria e intermitente:
dejó despojos en la orilla de los pueblos,
arruinó la bolsa de Wall Street,
atajó, sin extremidades, la alegría,
encadenó las manos con las penas,
sembró de lágrimas los ojos,
fundió los ánimos con el olvido.

No queda más,
la calma dejó telarañas en los astros,
mandó a la hoguera los delirios,
sentó las bases de las quiméricas musas,
ya sepultadas.

No sobrevive nada en la Tierra
y estamos en el año del diluvio de decepciones,
estamos en el siglo de la ruina,
en la noche de los ogros,
en la casa de los pobres,
en las nubes de la espina.

La luna, ese punto ignoto en el firmamento oscuro,
es el único resquicio que ilumina la razón
masacrada por demonios.

Los ladridos del orgullo calcinan los portales,
las bombas son el ruido de referencia,
los estallidos son melodías de cobarde.

No cortejo a las amebas, no padezco de delirios,
el oráculo me sirve de linterna
e ilumina las heridas que ha causado la metralla de esta guerra.

                                                Fernando Mañogil Martínez (POEMA INÉDITO)