Leo
el periódico entre líneas
y
no hay nada limpio ahí fuera,
entre
fotos y columnas
sólo
veo nubes negras.
Todo
lleno de apariencias
de
concesiones a ineptos,
de
camiones de fortuna
que
se esconden bajo el suelo.
No
dan crédito mis ojos,
ni
tampoco los banqueros
que
prefieren ver los pisos
vacíos
y polvorientos.
Los
corruptos son los buenos
en
la cartelera de España,
y
en esta dicotomía
el
pueblo paga la trápala.
Hay
que reducir gastos,
tengo
gente en la recámara,
no
hay dinero para médicos
pero
sí para aves sin alas.
Sube
la prima de riesgo,
mañana
los tipos de interés,
nos
preocupa lo que hace años
eran
frases del revés.
El
periódico es mi tumba,
si
lo leo me detono
y
la metralla de mi cuerpo
sale
en forma de microbios.
La
riqueza tiene dueño,
la
austeridad no es de todos,
unos
viven con lo puesto
y
otros raptan lo que cobro.
El
objetivo de leer entre líneas
es
captar al demagogo
que
modifica el discurso
para
dar el gusto a todos.
Fernando Mañogil Martínez (Viento en contra)
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