Para Fernando Mañogil Martínez
Si nombro el azahar,
¿preservaré su aroma?
Si muerdo la carne del cítrico,
¿ahuyentaré su pudrición?
Si retiro la ferralla del huerto,
¿elevaré un hospicio?
Si acaricio la espiga,
¿saciaré a los hambrientos?
Alabado seas, asombro
que conviertes en prodigio
los gestos anodinos
y deslizas tu lengua
por la piel ajena celebrando sus veneros.
Mil veces alabada
sea tu eficacia para abrir todos los cerrojos.
Alabado seas, fervor.
Alabado seas por ahuyentar
los demonios de la apariencia.
José Luis Zerón Huguet (Poema inédito)
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