Cruza
Madrid un heraldo de hierro,
cruzan
las calles enjambres de muertos,
enmaraña
la vida y entreteje la mañana Belcebú,
dejando
dentelladas salvajes con formas de obús.
El dolor
se mastica en un cielo ciudadano,
la sangre
emborracha las aceras consternadas por el daño,
se piensa
que ya ha hecho acto de presencia Satanás
y que
todo lo sucedido es una pesadilla, nada más.
La
realidad es cruda, se sirve fría, con dos hielos,
porque es
hija de la venganza y pariente de un anhelo.
Todo es
caos y muerte en la mañana del 11-M,
se
siembran los campos con el odio que otros nos tienen.
Se nos
juzga sin pedirlo y se nos ejecuta,
no
tenemos ni defensa, ni fiscal, ni nueva ruta,
se atraca
de tal forma la vida
que todos
nos quedamos sin guaridas.
Se rompe
con saña y alevosía el guión vital
y sólo
nos queda no mirar hacia atrás.
Pero todo
no está dicho, así no se puede actuar,
no se
puede ser tan cobarde a la hora de la verdad.
Se ha
difamado y lapidado Madrid,
se lucha
en las trincheras como el valiente Cid,
sin
encontrar respuesta a la mañana aciaga
que ha
clavado en España una inmensa daga.
Tengo
imágenes bordadas con alambres en mi alma,
recuerdo
carroñeros voraces tragar vidas con calma,
las vidas
de todos los seres honestos de la mañana,
de los
querubines que se fueron
sin saber
que estaban en la diana.
Dardos
que hablan árabe se clavaron en sus pechos,
los
dardos de un grupo tramposo
que
desafió a un estado de derecho.
Tribus
prehistóricas que matan para comer las ilusiones
de gentes
que viajaban, un día, en humildes vagones.
Equipos
de asesinos, que trafican con el dolor ajeno
y lo
venden al mundo que de muertes ya está lleno.
Yo
denuncio a esos cobardes disfrazados con metralla
que
piensan que son libres empuñando armas de batalla,
que
opinan que las muertes son justas protectoras
de su
cultura y su raza legendaria y embaucadora.
Yo
denuncio las organizaciones que viven del llanto,
que
piensan que tienen cheques en blanco
para
pactar con el diablo las almas que quitan cada día
sin
pensar, ni un momento, que ellos también tienen familia.
Yo
detesto los gobiernos que no se ponen de acuerdo,
que
trafican con armas, con niños, con muertos,
que
dedican sus días a labores rutinarias
y sortean
vidas humanas como si no pasara nada.
Fernando Mañogil Martínez (Poema perteneciente al poemario "Del yo al nosotros")
Profundo, intenso, real. Gracias.
ResponderEliminarGracias por tus palabras Javier. He consultado tu blog y me ha gustado mucho tu reflexión sobre el 11-M. Saludos.
ResponderEliminar